Originalmente bajo el nombre de M-Clan se encontraban Carlos Tarque (voz), Santiago Campillo (guitarra), Ricardo Ruipérez (guitarra), Pascual Saura (bajo) Juan Antonio Otero (batería) e Iñigo Uribe (teclados).
La banda se formó en marzo de 1993, cuando Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez se conocieron y decidieron fusionarse (ambos tocaban en otros grupos) y llamar al resto de los músicos que acabarían conformando M-Clan.
Inicialmente, el quinteto murciano apostaba por el rock sureño, del cual son grandes seguidores. En la línea de grupos como Black Crowes y deudor, en alguna medida, del southern rock fraguado en los años 70, M-Clan mezcla el blues, el soul y el hard, dentro de una coctelera que adquiere su efervescencia en el directo. También se les emparentó con el sonido de bandas como Led Zeppelin, Aerosmith y Lynyrd Skynyrd, pero M-Clan consiguió crear un estilo propio, aunque éste ha ido evolucionando de forma clara a lo largo de los años.
En 1995, ya fichados por Dro (hoy Warner Music), empiezan a grabar el primer álbum y para ello viajan hasta Memphis, de ahí saldrá «Un buen momento», un conjunto de bombas rockeras espoleadas por la desgarrada voz de Carlos Tarque, que tiene un gran recibimiento pero no una excesiva repercusión comercial. Algo parecido ocurre con su segundo disco, esta vez grabado en Toronto (Canadá), «Coliseum» (1997), otra descarga de rock en estado puro y uno de los mejores álbumes de rock del momento en lo que al panorama nacional se refiere. Pero desgraciadamente, una vez más, no lograron alcanzar el nivel de ventas deseado.
Con ambos trabajos obtuvieron excelentes críticas y llegaron a realizar dos extensas giras compartiendo cartel en varios escenarios con grupos internacionales como Bon Jovi o Gun, y con grupos nacionales tan importantes como Barricada, Extremoduro o Rosendo.
Tuvo que llegar Alejo Stivel (ex-Tequila y productor de La Oreja de Van Gogh y Joaquín Sabina entre otros), auténtico «hacedor de éxitos» del pop español, para que M-Clan saliera a la luz de los superventas. Un oportuno filtro, y la versión del «Serenade» de la Steve Miller Band (rebautizada como «Llamando a la Tierra») impulsan «Usar y tirar»(tercer álbum) hasta que supera las 200.000 copias.
Llega el año 2000 y con él un nuevo trabajo, «Sin enchufe», esta vez en directo y acústico, que logra consolidar a M-Clan como uno de los grupos de rock más fuerte en el ámbito nacional. Desde el principio de su carrera, y, especialmente en el último año, a la banda le ha gustado ofrecer conciertos acústicos en los que se pueda matizar más las canciones sin perder un ápice de energía
«Sin enchufe» contó con 8 nuevas canciones de la banda. De éstas, seis son composiciones propias, entres las que se incluye el primer single «Carolina», y dos versiones, «Maggie May» de Rod Stewart y «Paint it black» de los Rolling Stones. Además se incluye una selección de los mejores temas de su carrera con nuevos arreglos, resucitando temas como «Vuelve», «Perdido en la ciudad», o varios del que era su último álbum en estudio «Usar y tirar».
Por el escenario pasaron nada menos que 15 músicos, vientos, coros, cuerda, percusión…entre ellos Juan Carlos Armero, Mavi Díaz y Momo Cortés y Luis Prado (Flauters, Señor Mostaza) y que les acompañaron durante la gira posterior. Todos ellos refuerzan a la banda hasta completar un disco que es un auténtico lujo para la música española, y demuestra que M-Clan está en el mejor momento de una carrera seria y sólida como pocas.
La edición de «Sin enchufe» llevó al grupo a realizar una extensa gira por todo el estado español, durante la cual surgieron una serie de incompatibilidades que culminaron con el abandono del grupo por parte del guitarrista Santiago Campillo.
La búsqueda de un nuevo guitarra acabó con la incorporación de Carlos Raya, ex-componente del grupo heavy Sangre Azul, y quien anteriormente había colaborado con artistas como Quique González o Antonio Vega.
Tras la marcha de Santiago Campillo, lejos de lo que en un principio se creyó que podía ser la desaparición de M-Clan, el resto del grupo sale adelante y saca al mercado su quinto trabajo discográfico «Defectos personales», grabado en los estudios franceses de Du Manoir durante los meses de junio y julio de 2002. Esta vez con nuevo productor: Nigel Walker.
Antes de entrar al estudio y ponerse manos a la obra con el quinto disco, las ganas por volver a subir al escenario y de probar algunos de los temas nuevos en directo sumergen a M-Clan en una mini gira de 15 conciertos por ciudades españolas durante los meses de marzo-junio del 2002.
Durante la gira queda evidente el giro musical de los murcianos, esa evolución que ya quedó reflejada en su tercer álbum «Usar y tirar», el definitivo paso del rock sureño a un rock más melódico que huye de cualquier vínculo con el pasado. Un estilo propio y mucho más maduro.
Llega el 2006 y con él la edición de «Retrovisión», un disco recopilatorio con los grandes éxitos del grupo y dos temas nuevos. Mientras, la banda sigue ofreciendo conciertos con la incorporación a la guitarra de Priscus, quien pasa a ocupar el lugar dejado por Carlos Raya, quien se encuentra en esos momentos grabando y girando con Fito y Fitipaldis.
2006 es un año que sirve al grupo para darse un pequeño descanso y componer con calma lo que será su séptimo disco en estudio, y el primero que harían con Carlos Raya como productor: «Memorias de un espantapájaros».
«Memorias de un espantapájaros» se grabó en la primavera de 2007. Es un disco sorprendente y, sin duda, el trabajo más adulto y maduro de M Clan. Los juegos de palabras y el peculiar sentido del humor de Carlos Tarque ceden terreno, esta vez, a metáforas y paisajes de profundidad inusitada y cierto halo de oscuridad. Como la misma portada. El repertorio de Memorias… es un cancionero desesperado y melancólico que habla de haber perdido tu sitio (Inmigrante), tu ilusión (Corazón de bronce) y tu fe (Las calles están ardiendo).
Con este disco lograron rendir al poco público escéptico que quedaba y a los críticos más duros. Un álbum sólido, con un concepto muy claro, y muy sólido, desde la portada y las fotos hasta cada canción y cada sonido.
Año 2010, cuando parece que la crisis discográfica parece no tener fin, la música de M Clan cada vez es mejor, y preparan un nuevo disco, con ambientes soul y rock, con maneras de disco clásico.
Esta vez graban junto a Coki Giménez (batería) e Iván González (bajo), repitiendo con Carlos Raya a la producción.
Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez conducen M Clan hacia un sonido más enérgico en algunos temas, con arreglos de metal, con guitarras profundas, letras menos poéticas que “Memorias” pero más incisivas tanto en la alegría como en la desesperación.
“Para no ver el final” es un disco clásico, de los que pincharás hasta que se rompa el disco, de los que te llevarás siempre en tu ipod, y de los que recomendarás solo a tus mejores amigos.
Es un disco para el futuro.